(Madrid, agosto-octubre de 2020):
Una vez dije que la de Falcón es una escritura de raíces proféticas; que, en realidad, es nuestro Isaías contemporáneo. Y aquí está todo confirmado. Aquí se alza, de nuevo, su voz. Si a alguien le cabía alguna duda, después de La marcha de los 150.000.000 o de Trilogía de las Sombras, la lectura atenta de cada una de estas cuatro partes de Sílithus, que deben ser leídas al mismo y en distintos tiempos (desde su misma construcción como texto es un libro que exige relecturas múltiples y panópticas), le ayudarán a entender la afirmación tan aparentemente desorbitada y tajante.
“Ay de las épocas en que sus poetas / solo pueden escribir apocalipsis”. Exclama la voz interior del canto. O el tiempo en que “acosados por todas las gramáticas, / las carbonizaciones de lo que la clase obrera ya no podía decir, / la clase que es acorralada / la clase acorralada / y acosada”. Debe ser expresado en la desazón de ese mismo canto, inquietante, oscuro y claro, a un tiempo, obtusamente rebelde y clarísimo, a un tiempo, como el agua era clara, antes de Sílithus, ya “acosados por el infortunio”.
El lector debe tener paciencia para atravesar, como se ha dicho antes, en sentidos y direcciones diversas las partes de que consta este poemario palindrómico. Es un texto exigente para lectores exigentes. Hoy no puede ser de otro modo. La escritura profética no puede ser de otro modo, en este tiempo: “Tiempo de cólera y tiempo de misericordia: / La media distancia que un poema abre / ante los ojos posibles de la compasión (…) / solamente de / una extrema necesidad, el poema / floreciendo entre escombros y clavos; / la gente, en todo satisfecha / (saciada) / carecía del todo / de necesidades / y nuestros músicos componían / morismas, avatares, trocas de condenación, / esa oposición inofensiva que resultó todo poema”.
Sílithus es todo menos poesía o canto inofensivos. Léanlo (reléanlo, sobre todo) con atención, el presente/futuro está en juego. Resulta reconfortante saber que hay editores aún que apuestan, se arriesgan y encargan tareas como esta a los poetas.
(Matías Escalera Cordero para Viento Sur)